En edición de hoy de www.diariolaprensa.cl, página 7, se publicó artículo CINCUENTA AÑOS, cuyo original les adjunto.Horacio Reyes
DESDE VALPARAISO
CINCUENTA AÑOS.
El penúltimo sábado de octubre, volvió a tañir la campana del Liceo Eduardo de la Barra. Esta vez, llamando a una treintena de ex - alumnos que respondieron a la convocatoria difundida para reunir a quienes hace cincuenta años, luego de haber recibido educación y enseñanza “ de ley, nos enfilamos hacia distintos puntos del horizonte . Ahora , volvíamos a reencontrarnos, en un moderno local, en un liceo mixto , en un liceo de jornada completa que acoge para educar en los valores de la divisa “ Honor, Deber, Unión”.
El viejo local en que nosotros estudiáramos pervive en una maqueta ubicada en el ala de la Dirección. Observarla en sus detalles nos remonta a la algarabía de los recreos, a las formaciones de comienzo de jornada, a recorrer con la mirada las sucesivas salas en que transitamos a lo largo de nuestros años de estudio. Y el recuerdo de ese local (construido como edificio provisorio luego de las secuelas del terremoto del 16.08.1906,y conservado hasta los años setenta), nos trae a la mente y por supuesto a los diálogos entrecruzados en esta ocasión, de tantas anécdotas referidas a nuestro alternar diario con maestros de la talla de un Remigio Huerta, de un Luis Marín , de un Mario Soto, de un Florencio Valenzuela, de un Emilio Ramírez, de un Juan Montedónico, cada uno de ellos con un perfil distinto, sin embargo todos ellos imbuidos en la responsabilidad de guiarnos, unos “ a la buena”, otros con severidad , todos grandes y apreciados profesores, representados en este acto por don Eduardo Hess, más grande que nunca , don Flavio Gutiérrez, siempre ponderado, y don Donato Piras , siempre presente , como docente y también ex – alumno.
En nuestro reencuentro evocamos a tanto compañero que en esta ocasión no han podido estar presentes. Varios ya partidos a la Eternidad, otros a los que la vida los ha llevado a un muy alejado horizonte . Recordamos a Daniel en Manchester, a Agustín en Londres, y más cerca a Calixto allá en La Serena . Evocamos a algunos de los que se ignora su paradero. Y durante el acto académico , se realzan dos sorpresas, una en ausencia física, de un ex alumno del Curso A, y otra en asistencia impensada, de un ex-alumno del Curso B.
Carlos nos hace llegar una carta vía correo virtual , desde Valdivia , donde ejerce como médico , impedido de venir por obligaciones profesionales , quien nos participa además su gran alegría por una reciente paternidad . El “ chico Villarroel” nos hace un sucinto panorama de su vida , en que se trasuntan los valores de nuestra divisa . Un gran aplauso de quienes hemos estado presente es la respuesta unánime a su mensaje.
La otra gran sorpresa , es la presencia de quien se enteró de esta convocatoria allá muy lejos, en el extremo Norte de nuestro continente, y decidió raudamente volar desde Canadá. Alberto, abrazado a su llegada a la recepción, vitoreado en el Salón del ex-alumno Salvador Allende , nos dice luego que “no podía perderse” esta celebración.
Jornada impecable, de largos abrazos en la sala de recepción, de momentos emotivos durante el acto académico, de jolgorio en el almuerzo compartido. Intercambiamos direcciones, surgen nuevas ideas para no perder los contactos establecidos. Hasta la próxima, el 2020, decimos, con “…alma fuerte y gran corazón..”.
ALMENDRAL
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